SED DE SANGRE
Las tumbas de piedra se ocultaban bajo las sombras, mientras el hedor de la sangre y la putrefacción penetraban en mis pulmones. Yo estaba allí. Yo le vi. Caminaba hacia mí, y sonreía mientras lo hacía. En sus ojos resplandecía la maldad diabólica de lo que había venido a hacer.
Estábamos solos, y la lluvia caía suavemente, y se teñía de la sangre que una luna sangrienta vertía sobre el cementerio oscuro bañado en tinieblas.
Esta música tétrica llena mi pecho con el mismo dolor que late en mis venas, que anhelan ser cortadas. Mientras estoy desnuda, siento como la muerte me lame el cuerpo con lujuria, y su éxtasis se desangra en mis entrañas, y me quema el alma ansiando un placer macabro.
La lluvia, la luna y mi corazón bombeando sangre son el acorde perfecto para esta noche de muerte y putrefacción, pero pronto uno de ellos se desgarrará para siempre en el silencio de esta eternidad tenebrosa e inquietante.
En el susurro del silencio sólo se oyen los latidos de mi corazón, cada vez más fuertes, cada vez más desenfrenados a medida que él se acerca hacia mí.
Sigue lloviendo, la lluvia me moja el cuerpo, todo el cuerpo, y él se relame con lascivia, y con ganas de ver la muerte una vez más, pero ese instante yace cada vez más cerca. Pronto estaré muerta y él lo sabe, y eso le llena de felicidad y placer.
Oigo su respiración, y su corazón latiendo tan cerca del mío me hace sentir el horror de la vida y de la muerte, porque hoy yo estaré viva para después estar muerta para siempre. Puedo oler su sangre resbalando, arrastrándose sobre sus venas vacías y encerradas en el horror de la locura.
Le amo, le deseo, desesperadamente... deseo lamer todo su cuerpo mientras la muerte me asfixia lentamente, y por una vez en la vida me hace sentir bien.
Las cadenas me atan a este ángel de piedra que me ha enfermado de locura y desesperación. Mientras, sus labios se curvan en una sonrisa perversa y escurren sangre. Su corazón late más fuerte, porque el también está excitado.
Pero nada en el mundo es mejor que el éxtasis de la lujuria y de la muerte, y sé que merece la pena morir por esto, y el también lo sabe, y por eso somos felices.
Mis ojos devoran su cuerpo, mi corazón va más aprisa, y si no lo hace ahora mis venas podrían estallar.
Entonces tengo miedo, el miedo me quema por dentro, y se asfixia en mis pulmones. Quiero salir de aquí, quiero escapar de este lugar, la putrefacción penetra todo mi ser y me hace sentir muy mal. Las lágrimas caen y abrasan mi piel de este dolor terrible.
Todo está cumplido, y ahora él estará satisfecho.
Ha llegado mi hora.
El filo del cuchillo penetra en el centro de mi pecho, y un chorrito de sangre brota de mis pulmones y del centro de mi cuerpo, mientras, en la hierba mojada, los charcos se tiñen de sangre.
Mis ojos destellan y brillan más allá del dolor de la humanidad mientras una risa aguda y cruel estalla en mis oídos. Y sus labios besan los míos, y por un momento nuestras miradas iluminan los ojos del otro.
Entonces él hunde la navaja de plata en las profundidades de mi corazón, que intenta bombear mi sangre con todas sus fuerzas. Me corta la piel y rompe mis tejidos musculares mientras los chorros de mi sangre le ensucian los dientes de un color terrible.
"No," intento susurrar, pero mi voz se ha ido para siempre. Sólo puedo llorar y emitir gemidos de dolor y miseria antes de que la muerte y sus labios me ahoguen para toda la eternidad.
Mis manos, débiles, tratan de tocar las suyas suplicando no más dolor, ya no puedo gritar más, y mis lágrimas se esparcen manchándose en el suelo ensangrentado. Por un instante la locura cesa en sus ojos y el placer de sentir la sangre en los labios se le vuelve amargo mientras un grito desgarrador se desangra en una garganta cortada, y el horror y la sangre se quiebran en medio de la oscuridad y la muerte.
Mis ojos se cierran, y la melodía de la lluvia me arropa en esta fría noche de invierno, quiero dormir y que mi descanso sea eterno. Mis lágrimas siguen cayendo, pero no caen solas. Desde el umbral de la muerte oigo su triste lamento, que penetra en mi alma y por un instante me hace temblar de tristeza y de una dulce pena.
La culpabilidad y el arrepentimiento es un suicidio terrible para el corazón, que siente esta tortura quemarle la sangre y las venas hasta la más horrible de las muertes. Esa es mi venganza.
Siento sobre mis ojos sajados su mirada horrorizada, y aun me quedan fuerzas para brindarle mi última sonrisa, que se tuerce con una mueca de horror. Mi último pensamiento es morder, morder, morder su cuello, lamer su sangre y regalarle la muerte que siempre ha deseado.
Cierro los ojos mientras perforo su garganta conlos dientes, me deleito con su grito de horror, que resbala de mis oídos a mis entrañas en un gemido de placer. Me relamo con el sabor de su sangre antes de saber que él estará muerto antes que yo. Sus lágrimas caen y acarician las mías, ahogándose en el lago de nuestra sangre donde pronto él y yo nos ahogaremos para siempre.
Su cuerpo sudoroso y exhausto cae sobre el mío, y , por primera vez, siento que yo también estoy cansada, que necesito descansar porque ya no me queda sangre en las venas y porque la muerte y la putrefacción ya vienen a arroparme, a arroparnos.
Cierro los ojos de nuevo, en medio de este paraíso de dolor, donde ya no puedo sentir más que la sangre que falta en mis venas, y los cuchillos de cristal me cortan en alma. Mi última lágrima ha caído.
La muerte recoge nuestros cuerpos de la hierba mojada con sangre, la siento caminar lentamente hacia mí y le devuelvo la sonrisa. Pero ella nos traiciona, tirando nuestros cuerpos sobre el acantilado.
Me siento caer en el fondo del océano y él está conmigo, aunque apenas puedo ver, pero le oigo respirar, en las puertas del infierno.
Tiende una mano hacia mí, y yo la sujeto en una hermosa caricia, antes de no sentir, antes de no existir...
Historia a sido copiada del
www.escalofrio.comjum yo no puedo entrar por eso no pongo el enlace correspondiente
pero os seguire colgando alguna historia mas